Las compañías líderes a nivel mundial consideran el desarrollo del
liderazgo un desafío crítico e invierten en sus futuros líderes. Sin embargo,
muchas de estas organizaciones abordan estas iniciativas desde un punto de
vista tradicional: el “líder es un experto del negocio” y el “liderazgo se
refiere a cómo tratar con la gente”.
Muy raramente los líderes identificados como tales tienen experiencia
en la gestión de múltiples funciones, o son reconocidos por haber alcanzado
grandes logros en la cuenta de resultados, ya que las habilidades necesarias
para liderar el negocio son mucho más complejas que la perspicacia financiera o
aquella relacionada con los productos, clientes y ventas.
Históricamente los líderes efectivos poseen y despliegan una gran
variedad de “talentos” que inspiran a sus seguidores.
Liderazgo de Personas vs. Liderazgo
Empresarial
Los mejores líderes dominan habilidades que pueden clasificarse en dos grupos: liderazgo sobre personas y liderazgo sobre el negocio.
Los mejores líderes dominan habilidades que pueden clasificarse en dos grupos: liderazgo sobre personas y liderazgo sobre el negocio.
Muy a menudo, tendemos a enfocarnos en las habilidades para el
liderazgo de las personas (el “Cómo”) tales como la habilidad de inspirar y
enganchar, la colaboración, la influencia, el manejo de las expectativas de las
partes interesadas, el desarrollo del talento y el liderazgo del cambio y la
adaptación.
El liderazgo empresarial (el “Qué”), la parte más estratégica del
espectro de las capacidades, recibe la mínima atención. Entre las capacidades
que se incluyen son el pensamiento
estratégico, la comprensión del mercado, la perspicacia financiera, el análisis
basado en datos, la planificación y la evaluación de escenarios, la gestión
diversificada de negocios y la toma de decisiones.
Los líderes que ejemplifican un dominio de las capacidades de liderazgo sobre el negocio están mejor preparados para entender y articular la estrategia de la empresa, y pueden tomar mejores decisiones de negocio. Ellos conocen las claves de “las tres tensiones”: rentabilidad vs crecimiento; largo plazo vs corto plazo; y la centralización vs la descentralización.
Los líderes que ejemplifican un dominio de las capacidades de liderazgo sobre el negocio están mejor preparados para entender y articular la estrategia de la empresa, y pueden tomar mejores decisiones de negocio. Ellos conocen las claves de “las tres tensiones”: rentabilidad vs crecimiento; largo plazo vs corto plazo; y la centralización vs la descentralización.
Poniendo en práctica las
habilidades de liderazgo sobre el negocio
El uso de metodologías como las simulaciones empresariales, los mapas
de aprendizaje y otras técnicas de aprendizaje experiencial, pueden acelerar la
adquisición de conocimientos y la práctica de las habilidades de liderazgo
sobre el negocio y proporcionar resultados significativos. Diversos estudios e
investigaciones han demostrado que mediante la práctica el impacto en el
aprendizaje se incrementa de ocho a diez veces más que con las técnicas
tradicionales.
Finalmente, sumergiendo a los líderes en las iniciativas de
aprendizaje experiencial creamos experiencias valiosas que favorecen la
aplicación de lo aprendido cuando regresen a su puesto de trabajo. Como Tim
Mooney y Robert Brinkerhoff explican en su libro, Courageous Training, los
líderes deben entender cómo sus nuevas habilidades y capacidades se conectan a
sus objetivos estratégicos. Los participantes deben abandonar el programa de
aprendizaje experiencial, “armados” con un plan de acción y una clara
comprensión de cómo estas nuevas capacidades se alinean con la estrategia de la
empresa.
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